Gestión del Tiempo
El mejor consejo que me han dado sobre la gestión del tiempo es que la vida está hecha de tiempo. Tirar el tiempo es, pues, tirar la vida. Es decir, no quiero ser muy exagerado, pero imaginaos que alguien habla de matar el tiempo. Si definimos el tiempo como vida, la conclusión es muy clara.
Pero vamos poco a poco. La verdad es que no hay un bien mejor repartido que el tiempo. Todo el mundo tiene 24 horas al día. Lo que hacemos entonces determina nuestra vida, lo que somos, y cómo nos perciben los demás que somos. Aquí es cuando quiero dar otra idea fundamental. Muchas veces, tomando cafés o hablando con amigos planteamos distintas situaciones de nuestra vida y contamos cosas que luego no tienen que ver con la realidad. Por ejemplo, un estudiante que no ha tenido buenos exámenes y se promete a sí mismo que va a llevar todo al día. Es fácil que se plantee eso, pero luego pasa lo que pasa, ¿verdad? También podemos encontrar el caso de un trabajador que no está contento o que tiene ciertos problemas en su trabajo. Resulta que te juntas con él un año después y te dice que ¡todo sigue igual! Menudo desastre, ¿no?.Por tanto, hay que evitar un problema gravísimo: contar la realidad como queremos que sea. Bueno, no es que eso sea malo, es mucho peor no hacer nada por cambiarla. Así que una cosa está clara; si la cosa no nos gusta tal y como va habrá que modificarla. ¿Cómo?
Los Presupuestos Temporales.
Muchas veces hablo con gente que quiere aprender idiomas, o quizás me dice que le vendría bien hacer deporte. Desde luego, está muy bien aprender y hacer ejercicio. ¿Cuándo? A mi modo de ver, la solución son los presupuestos temporales. Por ejemplo, si te apuntas a una academia, tendrás que plantearte un tiempo para aprender y asimilar lo que te enseñan, ya que si no, no tiene sentido. Si quieres correr, tendrás que plantearte unas horas para ir. Es decir, es fundamental repartir las partidas horarias. Tan necesario como eso es cumplir nuestro plan. Por ejemplo, si te pegas varios días seguidos sin estudiar pese a que lo habías planificado anteriormente, por un lado, te estás engañando, y por otro, estás perdiendo mucha confianza en ti mismo. Me explico. Una persona que se organiza bien, cada vez aprovecha mejor el tiempo, y se plantea objetivos más ambiciosos. Ve que progresa. Y eso siempre nos anima, ¿no?
De todas formas, mi objetivo no es estar todo el día corriendo de un lado para otro, ni vivir como un robot que tiene clara su función durante todo el día y está programado al segundo. Además, muchas veces queremos hacer demasiadas cosas. Entonces, ¿qué? Creo que eso se arregla con la siguiente teoría.
La Teoría de las Preferencias.
A menudo hablamos con amigos y conocidos para quedar, pero siempre surge lo mismo: “no tengo tiempo”. Imaginemos que vuestro amigo es fan del baloncesto y esa noche le llaman para cenar (eso ya es mucho imaginar) con Michael Jordan. ¿Tendrá tiempo?
El ejemplo es exagerado, pero ilustra mi idea.
Cada persona tiene sus propias preferencias, y nosotros debemos pensar las nuestras. Todas situaciones son distintas. Alguien puede estar casado, estudiando, trabajando….la verdad es que hay tantas personas como contextos. Pues bien, ahí está la imaginación de cada uno para saber medirse. Además si pensamos en nuestros conocidos veremos que una manera genial de conocer a una persona es saber sus preferencias, o intuirlas. Puede ser el partido de Osasuna los domingos, o pasear con los niños…
Conclusión clara. Pensemos en nuestras preferencias, y vamos a por ellas. ¿Qué no llegamos a todo? Hombre, hay que saber medirse. A mi me gustaría saber unos 50 idiomas, pero no sé, intuyo que no puede ser, a no ser que dedique mi vida a aprender idiomas. Desde luego, tengo otras preferencias.
El Convencimiento.
Si hemos llegado hasta aquí, la idea definitiva viene marcada por nuestra actitud personal. Si tenemos un plan pero no estamos convencidos del mismo, vamos mal. Puede ser aconsejable lo que se llama el “principio de uniformidad”, es decir, si pensamos algo, debemos ser congruentes, si no, no hacemos nada.
Hombre, siempre hay relecturas y cambios, pero eso es un poco más relativo, además, yo me aplico una idea que me deja tranquilo. Imaginemos que voy con la bici y no sé que camino escoger. Una vez tomado uno, pienso que es el bueno, al fin y al cabo, es el que he elegido. Cuando termine la vuelta con la bici, meditaré sobre si he hecho bien o no.
Conclusión Final.
Una vez oí que la vida es aquello que te pasa mientras tú te empeñas en hacer lo contrario. Tiene su parte de verdad, existen golpes de suerte, ofertas de trabajo inesperadas u otras circunstancias. Pero creo que nosotros, cada uno de nosotros, tiene también su parte de responsabilidad. Apliquémosla.