Congruencia y Felicidad

¿Cómo reaccionaríamos si nos propusieran alcanzar la verdadera felicidad a través de una vida coherente?. Bien, pues esta es la propuesta que hoy sugiero mantengamos presente durante toda nuestra vida. Ello requerirá esfuerzo extra y ejercicio diario durante algún tiempo, pero solo el necesario para lograr caminar erguidos, mirando hacia el frente y orgullosos de ser quienes somos, es decir, de nosotros mismos.

Es algo así como “perder” para “ganar” y que cuesta entender si no se valora en el tiempo. Como si fuera necesario (y de hecho lo es más a menudo de lo que pensamos) perder muchas batallas para, al final llegar a ganar la “guerra” de la vida. Como si tuviéramos que morir y nacer constantemente, pero de forma totalmente voluntaria.

El mundo se ha lanzado en una loca carrera contra el tiempo. Lo estamos construyendo nosotros y, sin embargo, constantemente nos quejamos: “no hay tiempo…”. Vivimos el día a día y ello nos supone suficientes rompederos de cabeza como para no permitirnos “el lujo” de pensar en “mañana”. Por favor ¡detengámonos! un momento tan solo, meditemos y decidamos hacerlo durante todos los días de nuestra existencia.

Escribo para todos, pero el mensaje, por desgracia lo recibirán solo unos pocos. Lejos de frustrarme me hace sentirme bien, distinto de “la mayoría”, con pensamiento propio (que no único), entusiasmado por vivir estos tiempos maravillosos y agradecido por poder comunicar a los amigos del campus un gran descubrimiento: la vida hay que ejercerla.

Lo cierto es que intentar ser uno mismo en un mundo en el que el individuo ha perdido su soberanía es un tanto difícil. Si al menos el depositario de la misma hubiera sido la propia humanidad habríamos ganado, ¡pero no es así!. Hoy más que nunca se necesitan seres humanos ordinarios capaces de hacer cosas extraordinarias y en coherencia con nuestro propio pensamiento y esencia.

Esperamos a que los demás actúen y nuestro papel se limita al de aplaudir y animar o, en el peor de los casos, a criticar la mala interpretación de quien ha decidido subir a ese escenario de la vida para hacer que las cosas sucedan. Mientras tanto esperamos resultados. Amigos, el mundo es como un gran teatro en el que todos tenemos un papel que interpretar.

Y en este escenario de la vida solo unos pocos son capaces de escribir el guión de lo que desean interpretar. De entre ellos, menos aún son quienes se aventuran a interpretar coherentemente ese guión. Lo verdaderamente triste es observar como la mayoría, creyéndose incapaz de diseñar su propio proyecto de vida, se mantiene como mero espectador o, en el mejor de los casos, busca el guión escrito por otro que más le convenga (hoy los encontramos muy baratos) y, estudiándose el papel, vive una vida que no le corresponde.

¿Algún problema?. Dicen que uno gana lo que los demás no ganan cuando hace lo que los demás no hacen. En el mismo sentido, la mayor satisfacción que hay en la vida es hacer aquellas cosas que los demás consideran imposible… ¿cuántos inconvenientes nos puede traer el contenido de estas frases si las aceptamos y nos mostramos coherentes con ellas?. Es nuestra decisión.

En palabras de Enrique Rojas llegar a ser uno mismo es una tarea hermosa cuando se van viendo los resultados, pero al principio todo se hace costoso, difícil, intransitable. Sobre todo cuando uno quiere esforzarse por mantener la coherencia. Pero, a pesar de que desde los más diversos ángulos se nos convoque a dejar de ser nosotros mismos y a ir transigiendo rebajándonos de nivel, hay que aspirar a la excelencia.

Intentaré explicar de la forma más clara posible esta relación entre los términos comentados.

Imaginemos tres columnas, una junto a la otra, que representarán de izquierda a derecha los siguientes conceptos:

A) Columna de CONOCIMIENTOS. Representa todo cuanto conocemos y sabemos, incluida nuestra capacidad para aprender nuevas cosas, nuestro “potencial”. Por ejemplo sabemos que hay que ser positivos, levantarse por las mañanas diciendo ¡hoy voy a tener un día maravilloso!, ser solidarios… etc., etc. También puede hacerse eco esta columna de nuestra actitud con respecto a lo que deseamos SER y, en coherencia, lo que debemos HACER.

Para ilustrarlo pondremos una cantidad del 50% sobre su altura máxima. En ese lugar pondremos un punto (a).

B) Columna de ACCION o, mejor dicho, de APLICACIÓN de los conocimientos comentados en la anterior. Sabemos lo que queremos, podemos y debemos hacer en coherencia con nuestro propio pensamiento, pero ¿cuánto aplicamos realmente?.

Lo “normal” es que en esta columna nos encontremos siempre por debajo del punto correspondiente a la anterior (A), así que lo cuantificaremos en el 30% y pondremos un punto (b) en el lugar que corresponda.

C) Representaremos en este lugar, por ejemplo, el lugar donde se encuentra (o debiera encontrarse) nuestra economía (c), si bien este punto VENDRA SEÑALADO por la prolongación de la línea que une los puntos a) y b). A esta línea la vamos a denominar la LINEA DE LA CONGRUENCIA Y DE LA FELICIDAD (F).

Con un poquito de imaginación nos podemos mover desde cualquier punto de la columna A) hasta cualquier otro de la B). Cualquier inclinación de la línea que une esos dos puntos significará un desequilibrio y algún que otro grado de “infelicidad” en nuestras vidas.

La incidencia que ello pueda tener sobre otras circunstancias que observemos nos ocurran a lo largo de nuestra existencia, es tremendamente importante. Por ello, del mismo modo que hemos representado la columna de nuestra “economía” (C), ésta podemos sustituirla por otra que deseemos.

¿Se entiende hasta aquí?. Bien, pues continuemos, que esto se está haciendo más interesante.

Si nuestro nivel de “conocimientos” (A) fuera de valor “0”, el de “aplicación” (B) también debiera tener el mismo valor, por lo que la línea F) sería totalmente horizontal y ello significará que existe un perfecto EQUILIBRIO coherente que nos hace sentir realmente felices. Es la felicidad del “ignorante”, de quien desconoce su potencial y por lo tanto no actúa.

Ahora bien ¿qué ocurre cuando el punto A) se eleva?. ¡Ya llegaron los problemas!. Lo ideal es mantener la horizontal (el equilibrio) en la línea de la congruencia, pues todo desequilibrio supone pérdida de felicidad real y, si vamos más lejos, prolongando esta línea hasta que cruce con la siguiente columna (C), quizás en este momento nos demos cuenta de que la incongruencia influye en gran medida y en el tiempo sobre el estado de nuestra economía.

A partir de aquí podemos realizar múltiples lecturas, según el lugar donde se encuentren los “puntos de nuestras columnas” (pilares que sustentan nuestras vidas). Así algunos pueden estar o han estado en algún momento “por encima de sus posibilidades” si la C) está más alta que la A), siendo la tendencia natural descender hasta, al menos, el punto a). Todos sabemos de numerosos casos de gente que, habiéndole tocado la lotería, en poco tiempo vuelven a estar en el punto de partida. Ello es normal si no se esforzaron en elevar su punto a).

Podríamos pensar que, dadas las circunstancias y para evitar “problemas”, lo mejor es permanecer en el punto más bajo para mantener el equilibrio y, de esta forma, garantizar nuestra felicidad, pero ocurre algo y es que desde este mismo momento en que lo piensas se te hace imposible, ya que acabas de ascender por el pilar de los conocimientos. En fin, contra las paradojas poco podemos hacer. Pero ¡no nos desanimemos!, pues la felicidad tiene sus grados y estos tienen que ver con la altura en que posicionemos nuestra línea de la congruencia y que, en lo más alto, es coincidente y se identifica con la total felicidad.

Deseamos para todos nuestros amigos que el tiempo les permita alcanzar esa verdadera felicidad, la auténtica, la que permanece creciendo día tras día y que con ella ayudemos a iluminar tantas vidas como personas lleguen a conocernos.

Un fuerte abrazo, amigos

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