LA FUNCIÓN DIRECTIVA: MOTIVACIONES Y VALORES
Explora el corazón del liderazgo: la motivación y los valores. Aprende a inspirar a tus equipos, alinear conductas con principios éticos y crear una cultura organizacional de alto rendimiento y propósito.
La función directiva trasciende la mera administración de recursos. En su esencia, es la gestión de la energía humana: canalizar talento, potencial y esfuerzo hacia objetivos comunes. Dos pilares sustentan esta gestión: comprender las motivaciones y liderar con valores.
1. La Motivación: El Motor del Desempeño
Los directivos efectivos entienden que la motivación es multifactorial y va más allá de la compensación económica. Las teorías clave que todo director debe conocer incluyen:
- Pirámide de Maslow: Reconoce que las personas tienen necesidades jerárquicas (fisiológicas, seguridad, afiliación, reconocimiento, autorrealización). Un directivo debe identificar en qué nivel se encuentran sus colaboradores para ofrecer los incentivos adecuados.
- Teoría de los Dos Factores de Herzberg: Distingue entre factores de higiene (salario, condiciones laborales) que, si son deficientes, causan insatisfacción, y factores motivadores (logro, reconocimiento, responsabilidad, crecimiento), que son los que verdaderamente impulsan la excelencia.
- Teoría de la Expectativa de Vroom: Postula que la motivación es el resultado de la expectativa de que el esfuerzo llevará a un buen rendimiento, que este rendimiento será recompensado, y que la recompensa tiene valor para el individuo.
El directivo moderno debe crear entornos donde prevalezcan los factores motivadores: delegando responsabilidad, reconociendo logros, facilitando oportunidades de desarrollo y conectando el trabajo diario con un propósito superior.
2. Los Valores: La Brújula Ética
Los valores son los principios non negociables que guían el comportamiento de la organización. Un directivo no solo debe definir valores como «integridad», «colaboración» o «innovación»; debe encarnarlos y exigirlos.
- Toma de decisiones: Los valores actúan como un filtro para elegir entre diferentes cursos de acción. ¿Esta decisión, aunque rentable a corto plazo, es coherente con nuestros valores?
- Cultura organizacional: Los valores compartidos crean una cultura de confianza, transparencia y accountability, que atrae y retiene el talento.
- Reputación corporativa: En la era de la información, una actuación basada en valores es un activo intangible crucial y un escudo contra crisis reputacionales.
Conclusión: La función directiva culmina en la capacidad de alinear las motivaciones individuales de los colaboradores con los valores y objetivos colectivos de la organización. El directivo-líder es aquel que, guiado por una brújula ética, es capaz de inspirar a otros a dar lo mejor de sí mismos para construir algo más grande que ellos mismos.
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