La Libertad

El Concepto de Libertad

La libertad humana se puede definir como la “autodeterminación axiológica”. Esto significa que una persona libre se convierte, por ese mismo hecho, en el verdadero autor de su conducta, pues él mismo la determina en función de los valores que previamente ha asimilado. Cuando no se da la libertad, o se da en forma disminuida, entonces el sujeto actúa impedido por otros factores, circunstancias y personas, de modo que ya no puede decirse que es el verdadero autor de su propia conducta. De acuerdo con esto se dice que la condición previa de la libertad en un individuo es la captación y asimilación de los valores. En la medida en que un individuo amplía su horizonte axiológico, podrá ampliar paralelamente el campo de su propia libertad. Y en la medida en que una persona permanezca ciega a ciertos valores, se puede decir que posee una limitación en su libertad.

La libertad humana tiene que ir paralela con el sentido axiológico y el sentido de responsabilidad, de no ser así se convierte en libertinaje.

La postura que niega la libertad humana es el “determinismo”, postura propuesta por Skinner que ha cobrado auge, este psicólogo conductista rechaza la libertad en función de un fenómeno también real: los condicionamientos en que vive inmersa la mayoría de la gente.

Uno de los aspectos más importantes en la vida de una persona es su proceso de liberación. La libertad puede aumentar o disminuir a lo largo de la vida. Los primeros factores que limitan la libertad del hombre son: los condicionamientos, el Super Yo, las manipulaciones ajenas, las emociones sofocantes y las ataduras de una filosofía pesimista.

El tipo de libertad del que estamos hablando es la libertad interior, ésta se rige por valores captados, también es llamada libertad axiológica una vez que se asimilan los valores. El hombre elige realizar algún valor o rechazarlo. La Libertad no existe cuando una persona es ciega para los valores. Actuar libremente significa inclinarse, adoptar y realizar un valor, o rechazarlo. Cuando no existe uno o varios valores en la mente del individuo, su conducta va a estar orientada, no por valores, sino por instintos, reflejos, condicionamientos, hábitos, inclinaciones surgidas del inconsciente, presiones externas, etc. La percepción de los valores es indispensable para que exista un acto libre. Existen dos modos de percibir lo valores:

a. En forma conceptual. Es la que se logra por medio de explicaciones teóricas o descripciones más o menos distantes del objeto valioso.

b. En forma intuitiva. Es la que se logra por medio de una vivencia en la cual se capta, se aprecia y se adopta ese valor como tal dentro del mundo personal del sujeto cognoscente.

Para que la libertad axiológica se pueda dar debe existir la posibilidad de un conocimiento holístico o intuitivo de uno o varios valores. Sin este tipo de conocimiento, muy diferente al conocimiento conceptual, no es posible que se dé la libertad que nos lleva al valor moral. En otras palabras: para elegir un valor, primero hay que conocerlo y apreciarlo en cuanto a tal.

Para un manejo sencillo de las clasificaciones de la libertad, esta se ha divido dos muy sencillas:

a. Libertad-de: Significa libertad de obstáculos, de vínculos o de restricciones, sean estos de orden físico o de orden moral.

b. Libertad-para: Significa libertad para alcanzar un objetivo o para realizar un valor o para llegar a una meta, es de tipo interna y reside en la voluntad.

La libertad humana no es absoluta. Existen varios obstáculos que disminuyen y, a veces, nulifican la libertad de la conducta humana. El Estudio de ellos proporciona mayor claridad para la comprensión de los actos humanos en la vida real. En la medida en que falta libertad, el acto humano pierde su calidad de humano y llega a convertirse en un simple acto del hombre. A pesar de esto, la libertad puede conquistarse e incrementarse a partir del nivel de desarrollo y madurez propio de cada uno. Afortunadamente existen procedimientos psicológicos que fomentan este gradual crecimiento de la libertad personal.

Los Obstáculos de la Libertad

Existen cinco obstáculos contra la libertad:

1. La Ignorancia. Consiste en la ausencia de conocimientos, es un obstáculo ya que para elegir algo, es preciso conocerlo. El mejor consejo para obtener la libertad es abrir horizontes, ilustrar acerca de nuevas posibilidades. Muchos fracasos en las carreras profesionales se deben a una elección incorrecta de ella por ignorar otras especialidades que estarían más de acuerdo con las cualidades del sujeto.

2. El Miedo. Consiste en la perturbación emocional producida por la amenaza de un peligro inminente y es un obstáculo ya que en casos extremos (pavor), puede producir una ofuscación completa de las facultades superiores, y todo lo que se ejecuta en esos momentos pierde el carácter de acto humano, pues el sujeto no puede responder de ello.

3. La Cólera y Otras Pasiones. La cólera, también llamada ira, enojo o coraje, al igual que otras emociones y pasiones producen una fuerte limitación en nuestra capacidad de elegir libremente. Las emociones como el odio, la tristeza, la alegría, los celos, la envidia y el enamoramiento, son respuestas orgánicas (de adecuación o de inadecuación, de aceptación o de rechazo) por parte del sujeto cuando percibe un objeto afín o discordante. La emoción llevada a los extremos recibe el nombre de pasión. La palabra “sentimiento” expresa casi siempre lo mismo que la palabra emoción, cuando se trata de un fenómeno persistente.

4. La Violencia. Es una fuerza externa, física o psíquica, ante la cual es difícil o imposible resistirse. Ésta puede debilitar la libertad del sujeto hasta el grado de suprimir toda responsabilidad en lo que se refiere a la conducta realizada en esos momentos.

5. Los Desajustes Psíquicos. Los desajustes psíquicos, entre los cuales sobresale la neurosis, debilitan la libertad debido a que la persona se siente atada a ciertos patrones de conducta, a mecanismos de defensa, a lo que le dicta el autoconcepto o el Super Yo, a las emociones exageradas, como la ansiedad y la angustia, que ya hemos mencionado.

Las Pruebas de la Libertad y el Determinismo

Una vez que se ha estudiado a libertad en su esencia, en sus diferentes tipos y en su realización limitada, es necesario reflexionar sobre el fenómeno y obtener cuáles son las razones por las que afirmamos que el hombre es libre. Estas razones son las siguientes:

a. Cada persona tiene conciencia de su propia libertad. En cualquier momento puede verificar experimentalmente que en realidad posee la capacidad de escoger una dirección u otra, y que de hecho escoge una de ellas por propia determinación. Este hecho es innegable.

b. Si se reflexiona sobre los obstáculos de la libertad ¿sería posible que se experimentaran obstáculos y limitaciones de la propia libertad, si ésta en realidad no existiera?. Una persona se puede experimentar en sí misma en dos situaciones diferentes: en la primera se capta con el poder de autodeterminarse, pero en la segunda se capta limitada por los obstáculos ya descritos. En el primer caso experimenta un cierto poder de elección, y en el segundo no, pues se siente dominado, determinado, por fuerzas que en ese momento son invencibles. Es por eso, que esa diferencia, ese poder, que es innegable, constatable, limitable, y que no es el producto de ninguna teoría abstracta, es justamente la libertad o poder de autodeterminación.

Contradiciendo todo lo relacionado a la existencia de la libertad está el fenómeno del determinismo, el cual niega la existencia de la libertad como tal, ya que aunque los hechos no se pueden negar, el hombre ha sufrido una ilusión desde el momento en que ignora las causas ocultas de su propia conducta. Ingenuamente, aseguran pensadores de ésta corriente, se cree que elegimos libremente cuando no se tiene conciencia de las causas más profundas de nuestra conducta.

La tesis central del determinismo es la de que el hombre ya está fijado o “determinado” en cierta dirección por diferentes causas que desconoce en el momento mismo y que, por tanto, su decisión “libre” sólo sigue siendo de nombre. Los principales expositores de esta corriente fueron: Leibniz, Spinoza, Freud y Skinner. Cada uno con su tesis sobre el comportamiento del hombre.

Existen otros tipos de determinismo además de los expuestos por los pensadores mencionados anteriormente, éstos son el Determinismo Biológico y el Sociológico, que sostienen la existencia de otras fuerzas rectoras de la conducta humana como pueden ser la programación genética y la coerción social.

Según hemos visto la Libertad es una de las principales condiciones para que un acto pueda ser calificado como un acto humano propiamente dicho (ya que solo en los actos humanos interviene la inteligencia y la voluntad). También la Libertad ha quedado definida como una “autodeterminación axiológica”, o sea, que los valores morales sólo son alcanzados cuando una persona ejecuta su conducta en pleno uso de sus facultades de conocimiento y de voluntad. El ejercicio de la Libertad, en la medida en que incorpora valores en el momento de la elección, es la raíz de la superioridad de un acto humano y de su valor moral.

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