La Utopía
Recientemente Paulo Coelho ingresó como miembro en la Academia Brasileña de Letras y en su mensaje se enfocó en el camino que cada uno debe seguir para encontrar el sentido de la vida, y este sentido está dado por el coraje por luchar por nuestros sueños.
“Un buen combate es aquel en el que nos enzarzamos porque nuestro corazón va en ello. En las épocas heroicas, en tiempos de caballeros andantes, eso era fácil, había mucha tierra para conquistar y muchas cosas para hacer. Hoy sin embargo, veo los campos de combate dentro de nosotros mismos. Un buen combate es aquel que emprendemos en nombre de nuestros sueños. Cuando se manifiestan dentro de nosotros con todo su vigor en la juventud, tenemos mucho coraje, pero así no aprendemos a luchar; después de mucho esfuerzo terminamos aprendiendo, pero entonces ya no tenemos el mismo coraje, por eso nos encerramos en nosotros mismos y nos convertimos en nuestro peor enemigo. Decimos que nuestros sueños eran infantiles, difíciles de realizar, o fruto del desconocimiento de la realidad de la vida. Matamos nuestros sueños porque tenemos miedo de luchar, de un buen combate.
El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo. Las personas más ocupadas que conocí en mi vida siempre tenían tiempo para todo y para todos. Las que no hacen nada están siempre cansadas, no se dan cuenta del poco trabajo que tienen que hacer, o se quejan de que el día es demasiado corto. La verdad, esas personas tienen miedo de saber adónde va ese misterioso camino que pasa por su aldea.
El segundo síntoma de la muerte de nuestros sueños son nuestras certezas. Porque no queremos enfrentar la vida como una gran aventura por ser vivida, pasamos a juzgarnos como sabios, justos y correctos.
Finalmente el tercer síntoma de la muerte de nuestros sueños es la paz. La vida pasa a ser una tarde de domingo, sin esperar grandes cosas, o sin exigir más de lo que queremos dar; decidimos que estamos maduros, dejamos de lado las fantasías de la infancia y conseguimos nuestra realización personal y profesional. Nos sorprendemos cuando alguien de nuestra edad dice que todavía quiere esto o aquello de la vida, pero la verdad, en lo más íntimo de nuestro corazón sabemos que lo que pasó es que renunciamos a la lucha por nuestros propios sueños. Cuando encontramos cierta paz tenemos un breve período de tranquilidad, pero los sueños muertos empiezan a pudrirse dentro de nosotros.
La silla que ocuparé la llamaré silla de la utopía. La gloria del mundo es transitoria y no es ella quien da la dimensión de nuestra vida, sino aquello que hacemos para seguir nuestro camino personal, dar vida a nuestras utopías y luchar por nuestros sueños”.
Cuántas veces conciente o inconcientemente vamos abandonando nuestros sueños y luego nuestras desdichas las atribuimos a los efectos pero no a las causas fundamentales. Estos sueños muertos que se pudren dentro nuestro son a no dudar una de las principales causas de infelicidad.
Hasta la próxima semana