Los docentes y la tecnologia

Nacer en la que fue la casa del torero Juan Belmonte, en el corazón del barrio de Triana, hoy convertida en «pisos repugnantes», imprime carácter. Y con carácter defendió ayer José María Sánchez Bursón (Sevilla, 1959), jurista y director de prospectiva en la Junta de Andalucía, donde se ocupa de estudiar el impacto de las nuevas tecnologías en los niños, las virtudes de la red frente a su cara oscura. Fue durante la clausura del Congreso Internacional ‘Menores en las TIC’, en la Feria de Muestras.

-La ‘Generación Y’ ha sustituido a la ‘Generación X’ y ha tomado los mandos de los ordenadores.

-Sí. Ahora mismo ya se evalúan los patrones de los niños de diez años. Y eso es muy relevante. Cada vez hay que hacer los análisis sociológicos más temprano porque el acceso es más temprano. Los niños nacen ya en un contexto tecnológico y además hay una captación innata de todo el proceso. Nuestros hijos van a vivir en una sociedad que va a estar regida por el software. Su coche será software, su casa, su trabajo… Es bueno que los niños se vayan incorporando a ese modelo social. A nosotros nos costará adaptarnos cada vez más, pero ellos van a triunfar. Por eso están configurando una nueva revolución.

-¿En qué consiste esa revolución?

-Lo revolucionario no son las máquinas. Lo revolucionario no son las tecnologías. Lo revolucionario es que las máquinas y las tecnologías nos permiten comunicarnos y, cuando nos comunicamos, lo que hacemos es colaborar, cooperar y ponernos de acuerdo. La revolución no es tecnológica. Es la revolución de las personas.

-¿En qué sentido?

-Esa integración a través de las redes sociales y de otras muchas cosas están configurando una nueva inteligencia global, un pensamiento diferente construido entre todas esas personas. Está surgiendo una nueva revolución hecha por los niños y los jóvenes, que están conformando los nuevos patrones sociales. Lo que pasa es que nosotros, como adultos, todavía no nos damos cuenta, pero eso está revolucionándolo todo.

-¿Cómo es esa nueva forma de relacionarse?

-Sus redes son horizontales, acríticas, no jerárquicas, libres. Son un territorio libertario puro. Es un caos creativo y del pensamiento caótico surge la creación. Y también a través de la ruptura de fronteras. Así avanza hoy la Ciencia. Hoy ya no hay un Ramón y Cajal que descubre la neurona. Hoy hay 5.000 investigadores que estudian el SIDA y cada día dan un paso de un centímetro, pero lo dan los 5.000. Y todos se enteran de lo que el otro han descubierto al día siguiente y operan sobre ese hallazgo.

-Pinta un panorama que algunos llaman «tecnoutópico». ¿Qué hay de los efectos negativos de la red?

-Esta revolución silenciosa les preocupa a las familias porque no saben. Piensan: «El niño está en el ordenador y no sé lo que hace». Eso se está notando ya en los colegios. Los profesores están fuera de bolos, perdidos con la tecnología. No entienden nada porque ellos van al aula con sus pautas y sus pautas ya no valen. Entre otras cosas, porque la dieta cognitiva de esos niños es muy distinta de nuestra dieta cognitiva. Su captación del conocimiento es muy distinta. La mayor parte es visual y a través de internet. La parte escrita, pare ellos, es casi irrelevante. Y, además, son «niños líquidos», porque sus pautas sociales cambian de una forma muy rápida, continuamente. Y es verdad que eso también origina problemas.

-¿Cuáles?

-Por ejemplo, hay niños que no se adaptan y hay riesgos, pero no son tantos como nos parece a los adultos. Se ha hecho una encuesta a 30.000 niños europeos y se ha descubierto que el 95% de los comportamientos son totalmente saludables y normales. Los niños entran en internet para comunicarse, para informarse, para quedar, para hacer los deberes… Los casos de acoso se dan, pero se dan en la vida. Internet es la vida. Es como la plaza pública. Y se están configurando nuevos patrones sociales que ya están investigando las empresas. Porque una empresa que no esté en la red está muerta. El problema hoy no es producir. El problema es vender.

-¿Un consejo para las familias?

-Se tienen que informar, se tienen que preparar. Ya hay manuales para padres y madres. Y tienen que acompañar al niño, prepararlo, pero también soltarles las manos. Porque esa es una característica de la juventud. Tienen que ser contestatarios, disonantes. El domesticado del colegio no vale porque, después, en el proceso productivo, les van a exigir creatividad e innovación. Y hay una ventana, entre los 5 y los 9 años, que es vital para ese tipo de pensamiento. Volviendo a la escuela, no se trata de poner ordenadores en las aulas. En espacios cuadrados. Lo que hay que cambiar es el modelo de conformación del aula: mucho más creativa, más abierta, con espacios redondos, múltiples…

-¿Están protegidos los menores por la actual legislación?

-Los modelos legislativos que tenemos no valen para la sociedad del conocimiento porque son legislaciones nacionales cuando nos relacionamos con el mundo. No hay una estructura que establezca pautas supranacionales, pero se tendrá que crear.

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