Trastornos Alimentarios
Sissi odiada por los vieneses, adulada por los húngaros, era una mujer muy hermosa, la fama de su belleza trascendía las fronteras de su Imperio y ella, conciente de esto, cultivaba su cuerpo hasta límites que alcanzaban la obsesión. Medía 1,72 metros, y su peso no alcanzaba los 50 Kilos. Estas medidas no sólo eran fruto de la naturaleza, ya que Sissi dedicaba a su cuerpo gran cantidad de horas diarias. Cuando se dio cuenta que las mujeres del circo lucían estupendos cuerpos, las convocó y pronto los pasillos del palacio se llenaron de trapecistas y equilibristas que le enseñaban sus secretos de belleza con el consiguiente escándalo en la Corte. La gimnasia y la alimentación eran también parte importante de su terapia de belleza. En cada uno de sus palacios poseía un gimnasio completo en el que practicaba durante horas. En cuanto a la comida, su actitud sería hoy en día diagnosticada como anoréxica.
Sissi ayer, Diana de Gales de nuestros tiempos y aún hoy, mujeres y hombres de este presente que padecen del dolor de una imagen que no coincide con la representación que han creado de sus cuerpos, cuerpos que se diferencian de lo esperado, no solo por los mandatos culturales, sino además por cuestiones pertenecientes a las individualidades de quienes padecen este sufrimiento. Anorexia, bulimia, eating disorder, dietantes y la lista continua en el intento de poner un nombre a los trastornos de la conducta alimentaria.
La biografía es extensa como lo es la presentación en la clínica de la aparición de estos cuadros, que nos hacen cuestionar nuestro saber, porque nos confunden y hace necesario un estudio más exhaustivo de los casos, para no rotular a estos pacientes, que necesitan una necesidad que no sienten, un dolor no registrado, que nos ubica en un lugar complejo como profesionales, en donde debemos recurrir no sólo a nuestro saber desde la teoría, sino además establecer una red de contención para que estos pacientes encuentren un marco de sostén recreando quizás el que no existió hasta ahora, porque las etiquetamos, como chicas histéricas, que no comen porque quieren parecerse a Claudia Shiffer.
El tema que nos convoca a escribir sobre esta presentación clínica requiere de una mirada más seria, ante estos pómulos marcados, ante ese intento de evitar el descontrol, ante estos dedos dentro de la boca en el patio de una casa. O esas horas corriendo a pesar de que la lluvia impide ver hacia delante. Hacia delante es a donde no pueden ir, quizás porque hay una cortina que parece transparente pero se constituye en muro cuando intentamos entender el porque de este padecer que puede llevar a culminar en una situación en la que una adolescente sea llevada a un hospital en los brazos de un padre ahora desesperado por el estado de una hija, que hacía tiempo había comenzado a indicar mediante múltiples signos, lo que al presente lo encuentra sin salida.
En los Trastornos de la Alimentación se incluyen varias patologías dentro de las cuales las más conocidas son Anorexia Nerviosa, Bulimarexia y Obesidad. Son patologías con identidad propia y en los últimos años se han convertido en un tema obligado de los profesionales de diferentes áreas, justamente por su múltiple causación.
El abordaje actual incluye necesariamente a los Acompañantes Terapéuticos ya que se trata de un síndrome que en la mayoría de los casos la urgencia así lo requiere.
En relación a las anorexias, la restricción de alimentarse, puede ocasionar un estado de desnutrición tan severo que implique exponerse a un riesgo altísimo de perder la vida.
En las bulimias, el llevar a cabo conductas de expulsión de lo ingerido, tanto sea a través de los vómitos autoinducidos o ante el consumo de laxantes, la pérdida de sustancias elementales para la vida, hace aún más riesgoso el cuadro, ya que en general no se las observa en el estado esquelético como a las anoréxicas.
Los Acompañantes cumplen un rol esencial, al estar mayor tiempo con el paciente, observando y dando algunas indicaciones, pautadas previamente por el equipo terapéutico.
En general son varias las horas compartidas con él, a veces se hace necesario en los primeros momentos del tratamiento, turnos rotativos, de hasta cuatro AT. La implementación de este dispositivo es altamente efectiva como así lo describen múltiples equipos e investigaciones realizadas.
En general se ha tomado al síntoma, a la parte como el todo, y así el síntoma se utiliza incluso para dar nombre al sujeto, que ya no es alguien que tiene problemas que se manifiestan también en su relación con los alimentos, sino que es ‘anoréxico’.
Es así como se pierde de vista que este síntoma puede aparecer en hombres como en mujeres y también en diferentes estructuras, histeria o neurosis obsesiva, psicosis, fobias. Por lo tanto, frente a un sujeto que no come, no debemos sacar conclusiones apresuradas, ya que la orientación del tratamiento dependerá de la estructura de que se trate; para ello debemos priorizar la escucha.
Hay que establecer las causas por las cuales un sujeto no quiere comer, ya que esto nos abre un campo en el que el diagnóstico diferencial juega un papel muy importante.
La apariencia corporal que no se adapte a los cánones culturales implica muchas veces un rechazo global de la persona. Estos cánones de belleza regulan la evaluación de los demás y de uno mismo. Estos están anclados en la educación y forman parte de los ideales propuestos.
La Anorexia Nerviosa y la Bulimia Nerviosa no son enfermedades simples sino síndromes con múltiples factores predisponentes y una variedad de características.
El síntoma más obvio es el problema alimentario, que es en respuesta a la ansiedad sobre el propio valor, competencia, rechazo, y dinámica familiar. Para limitar la conciencia de la fuente del malestar, la ansiedad se transforma en una obsesión por la comida y el peso.
Aquí haremos una distinción de los trastornos para su más fácil comprensión. (Dr. Rubén Zukerfeld)
CONCLUSIONES
Más allá del carácter repetitivo y estereotipado del síntoma estos trastornos revelan una dinámica específica de las relaciones y de las investiduras.
El haber mostrado que el síntoma esconde tanto como muestra y que ocupa una función en la dinámica psíquica y en el equilibrio de la personalidad, es uno de los aportes esenciales del psicoanálisis.
Existiría cierta analogía entre la relación que estos pacientes mantienen con el alimento y su propio cuerpo y sus relaciones de objeto así como sus modalidades de investiduras en general.
Estas relaciones están hechas de una lucha activa contra un deseo de llenarse sin restricción, deseo contra el cual los anoréxicos luchan por medio de la conducta opuesta de privación de aquello que, de hecho, más desean.
El trastorno alimentario es una defensa contra el miedo a ser invadido por ese objeto, el deseo de él es tal que a partir de cualquier relación de proximidad, esta constituye una amenaza narcisista.