Buen Orador

El Ejecutivo en su vida diaria se ve obligado a comunicarse con eficiencia y claridad.

Una mala comunicación puede resultar un negocio no realizado, o una tarea mal ejecutada.

Pero la comunicación no sólo se establece con palabras. En realidad, la palabra representa apenas un 7% de la capacidad de influir en los demás. El resto se divide en gestos, movimientos, tonos de voz, etc. De nada vale el conocimiento, si no se sabe expresarlo. De ahí la importancia de ser un buen orador, es decir saber utilizar ese 7%.

Veamos que se precisa para serlo:

1. Expresarse con sencillez

La sencillez en la comunicación en publico es siempre una base fundamental. Evite expresarse con palabras rebuscadas o términos altamente técnicos. Recuerde que “la verdadera elocuencia, belleza y sabiduría están en la sencillez de sus palabras”.

2. Ser objetivo

Defina siempre en un par de ideas cual es el propósito de su disertación y, si es conveniente, hágalo saber. No se desvíe del tema ni se pierda dentro de él. Procure ser claro, preciso y objetivo. Recuerde que “si usted no sabe con precisión lo que quiere decir, mucho menos lo sabrá su auditorio”.

3. Ser breve

La brevedad consiste en no decir más de lo estrictamente necesario. Recuerde que mantener la atención del público durante largo tiempo es difícil, por lo que usted deberá ser breve pero sustancioso. Aquí resulta muy cierto aquello de que “la calidad es más importante que la cantidad”.

4. Elaborar un plan

Ordene los elementos de su exposición. Toda pieza oratoria se compone de tres partes: la introducción, el desarrollo del tema y la conclusión o cierre.

5. Improvisar

Hay muchas circunstancias que pueden echar a perder su plan. Por ello debe estar preparado para improvisar. Algunos incidentes frecuentes son: falta de sonido amplificado, ausencia de material de apoyo y hasta el olvido de sus “tarjetas-guía”. No se desanime e improvise.

6. Ser sincero

No trate de cambiar su estilo, pues así jamás logrará convencer a su auditorio. No diga nada que usted mismo no crea, de lo contrario su esfuerzo para convencer al público será enorme. Transmita siempre emoción y sinceridad.

7. Dominar la escena

Los primeros momentos son los más importantes para romper el hielo. Siga estos pasos: sonría, agradezca a quien lo presento, cuente algo divertido, muestre interés por el público, consiga que este se una a los aplausos, lisonjee con sinceridad, haga alguna pregunta de interés, y no empiece hasta que haya captado la atención.

8. Utilizar la mirada

A veces su mirada dice más que sus palabras. Establezca un contacto visual con el auditorio seleccionando algunas caras amigables, tanto a la derecha, como a la izquierda y al centro. Diríjase alternativamente a cada una de ellas y así logrará dominar a su auditorio.

9. No leer ni hablar de memoria

No lea su discurso ni trate de hacer alarde de su memoria, pues ambas técnicas normalmente fallan. La expresión espontánea tal vez no sea tan elegante pero resulta mejor. Auxíliese siempre de un juego de “tarjetas-guía” que le ayudarán a recordar los aspectos del tema que preparó.

10. Mantenerse tranquilo y dueño de sí

Si se deja someter a una tensión nerviosa tendrá problemas hasta para respirar. Para relajarse, basta con mover el diafragma suave y rítmicamente. Tenga siempre presente que la importancia de la respiración es fundamental para mantenerse tranquilo y sereno.

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