España: Pais de Ciencia

El pasado 2 de julio, Cristina Garmendia descubrió la placa que inauguraba oficialmente las nuevas instalaciones del Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de Valladolid. Durante su intervención en el acto, la ministra no escatimó elogios a la importante labor investigadora que lleva a cabo el centro, dirigido por el catedrático José Carlos Pastor, quien aprovechó la ocasión para anunciar su intención de liderar un consorcio español dedicado al estudio del ojo y la visión. Y es que una de las máximas del doctor es esa: abrir horizontes e innovar, siempre con la mejora de la salud del paciente como telón de fondo de la investigación.

Hace unos días se inauguraron las nuevas instalaciones del IOBA. Uno de los aspectos que destacó la ministra de Ciencia e Innovación fue la vertiente investigadora y clínica del centro. ¿Cómo definiría la actividad que llevan a cabo?

La defino como un intento de hacer medicina integral, la medicina se puede ejercer desde mucho ámbitos y de diferentes maneras, y lo importante es que al final los resultados sean buenos para el paciente. Sabemos que el avance de la medicina depende del avance de la ciencia. Aquellas parcelas de la medicina donde por detrás no está la investigación solucionan problemas, pero no hacen avanzar, nosotros tenemos vocación de intentar que la medicina avance. Los tratamientos y los resultados son ahora mucho mejores que los de hace cinco o diez años pero todavía no estamos satisfechos y creemos que se puede mejorar mucho, por eso estamos continuamente innovando y abriendo nuevas expectativas, y eso sólo se puede hacer combinando la clínica y la actividad quirúrgica con la actividad investigadora. Si no puedes tener científicos muy buenos, pero alejados de la realidad.

¿Qué aportan las nuevas instalaciones a este modelo de trabajo?

Las nuevas instalaciones lo que hacen es dejarnos el traje más cómodo, pero la esencia es la misma que la del grupo de amigos que nos reunimos en el año 1989 y le propusimos a la Universidad que se creara un Instituto de Oftalmología, que fue aprobado oficialmente en 1994 por el Consejo de Ministros. Pero en realidad comenzamos mucho antes con esta aventura y básicamente yo he intentado que la esencia permanezca estable en todo este tiempo, y considero que no hay que modificarla. El lema que tenemos, investigamos para curar mejor, sigue siendo tan válido ahora como hace 20 años. Las nuevas instalaciones nos dan un a cierta visibilidad, antes estábamos metidos en la Facultad de Medicina y ahora la gente nos reconoce como algo individualizado, es como la puesta de largo. Además ha sido muy importante el espaldarazo de la Ministra y el mediático, que se necesitaba para arrancar los grandes proyectos que tenemos ahora, como la internacionalización de la actividad del instituto y convertirlo en un centro atractivo para la creación de empresas.

¿Cómo ha sido su evolución a nivel personal?

Ha habido tres etapas. La primera es una cierta etapa de ignorancia, al ser recién llegado y un catedrático muy joven, seguramente he sido el catedrático más joven de la oftalmología española, y esta ciudad no es precisamente un camino de rosas. Pasan los años, empiezo a desarrollar proyectos y después viene una etapa que ha sido muy dura, de ataques, ha habido gente que ha querido destruir el Instituto simplemente porque no lo entendían, quizá porque yo no lo expliqué correctamente o porque culturalmente la gente no estaba preparada para esto. Ahora mismo estamos en una fase donde ya hay reconocimiento social y además hemos tenido la fortuna de que la línea que trazamos es la que ahora mismo está funcionando, había muchos modelos de trabajo posibles y el que adoptamos es el más atractivo en estos momentos para poder funcionar. Personalmente, a lo largo de estos años he intentado siempre mantener la ilusión y no tirar la toalla, no perder la esperanza de que esto era factible y ahora empiezo a vislumbrar que efectivamente no me había equivocado. He tenido la oportunidad de poder irme a otras partes, incluso fuera de España, y siempre que me han preguntado he dicho lo mismo, ¿por qué no Valladolid? es un sitio tan bonito, tan digno y tan agradable como cualquier otro.

Tras más de 20 años de trabajo, ¿de qué proyecto se siente más orgulloso?

Hay muchas cosas de las que me siento orgulloso. Mi mejor proyecto sin duda es la familia, y a partir de ahí todos los demás. Al margen de los científicos, me siento profundamente orgulloso de la integración de los ópticos en el IOBA, que fue un camino también duro y me causó problemas con algún medio de comunicación hace unos años. No entendí nunca que ópticos y oftalmólogos estuvieran enfrentados, pero efectivamente lo estaban, y creamos un modelo integrador en el que ahora nos sentimos a gusto. También está el proyecto de las enfermeras. Frente a un modelo que yo he vivido de la Sanidad pública en el que la enfermera vale para todo, aquí hemos intentado que se especialicen. Para mi son proyectos muy queridos porque tienen que ver con otros profesionales que colaboran con nosotros, sin los cuales los médicos no seríamos nada, porque esto es una labor de equipo.

Durante la inauguración de la sede comentó que una de sus próximas metas es liderar un consorcio para poner en valor los resultados de la investigación, ¿qué obstáculos podrían superarse con este proyecto?

El proyecto no es para superar obstáculos, digamos que hay obstáculos para hacer el proyecto. Ha habido dificultades para que empresas del País Vasco colaboren con universidades del resto de España. ¿Cómo puede ser más fácil colaborar con una empresa ubicada en California que con una de Vitoria?. Lo que quiero transmitir es que IOBA no hay más que uno a fecha de hoy en el panorama español y nosotros no tenemos las empresas y los centros de base tecnológica orientados hacia la salud con aplicaciones en oftalmología que tiene el País Vasco. Nuestra apuesta es, junto con grupos de investigación, empresas españolas y centros tecnológicos, hacer un consorcio entre todos para que de alguna manera Valladolid empiece a sonar en visión y ojos, con la vocación a partir de aquí de poder repartir actividad. A nivel de proyectos de investigación, ahora estamos pidiendo a compañeros de los distintos hospitales de la comunidad que nos ayuden a sacar adelante el proyecto de células madre en superficie, porque Valladolid tiene 320.000 habitantes en la capital y cuando necesitamos muchos pacientes no podemos competir con Madrid, Barcelona, Londres o Sao Paulo. Hay una opción importante, y es que España va a acceder a la presidencia de la Unión Europea en enero. Entre los temas de investigación en la UE está el cáncer, las infecciosas, las neurodegenerativas, que son importantísimas, pero yo creo que España podría apostar por la visión, aunque tiene que haber una infraestructura capaz de recoger los frutos y los beneficios de esa acción política. Eso es lo que le transmití a la ministra y la respuesta que obtuve fue una enorme receptividad.

¿Cómo se puede animar a los jóvenes a no abandonar su interés por la investigación?

A mi lo que más me ha valido ha sido el apoyo de mi familia y el deporte, y también tener las ideas claras. Mi maestro fue el profesor Díaz Domínguez, de la Cátedra de Sevilla y al que conocí en Pamplona, donde estuve 17 años. En una foto que tengo escribió: para José Carlos Pastor, de quien espero mucho para el progreso de la oftalmología española. Todos los días me acuerdo de esa frase. Para estimular las vocaciones de los investigadores hay que producir modelos que sean atractivos. Si yo soy médico, tengo un buen nivel de vida, un buen reconocimiento social de mi labor y prestigio, atraeré vocaciones. Si el modelo que yo exporto es que el investigador es triste, va vestido con cuatro harapos y está muy pálido porque no le da nunca el sol, y que además cuando hablas con él llora permanentemente por las dificultades que tiene, pues estamos haciendo un flaco favor a la investigación. Yo puedo decir con orgullo que probablemente soy uno de los oftalmólogos más prestigiosos a nivel internacional, y no es un prestigio por la clínica, es obtenido por la investigación.

Tener referencias y modelos de gente que ha sido capaz de mantener una coherencia, como Pedro Gómez Bosque, puede atraer vocaciones. Para ello es muy importante la labor de los medios. Lo siguiente es hablar en positivo. Recuerdo una frase que vi a la entrada de un centro en Estados Unidos: si puedes soñarlo puedes hacerlo. En cambio, ¿cómo puede ver un niño la realidad española? Hay mucho paro, no hay brotes verdes… Vamos a mandar mensajes positivos, la ciencia española es competitiva, como dijo la ministra aquí, España ya es un país de Ciencia, somos iguales que los demás y hay que competir en un territorio que es Europa. Hay que motivar a las generaciones futuras diciendo es posible hacerlo, que se puede conseguir.

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