Mareos

De repente, el mundo parece venirse abajo. Los objetos empiezan a girar. O se siente que el cuerpo se tumbará hacia un costado. Con estas sensaciones a cuestas, los afectados vagan por los consultorios buscando recuperar el equilibrio perdido, aunque no les resulta fácil conseguir un diagnóstico adecuado. Hoy, en la Argentina, los mareos son la segunda causa de consulta a los neurólogos, después del dolor de cabeza.

Los «mareados» se acercan mucho a los médicos, pero no siempre les resuelven el problema. Porque se tiene poco en cuenta que los mareos frecuentes son síntomas de desórdenes, que van desde un tipo de vértigo benigno, una infección, un ataque cerebral y hasta un tumor.

«El 80 por ciento de las personas afectadas por mareos no recibe un diagnóstico correcto», afirma la doctora Lucrecia López, especialista en neurootología (la nueva subespecialidad que estudia los trastornos del equilibrio), que investiga en el Instituto Médico Eneri.

Así, a la falta de capacitación médica para identificar las verdaderas causas se le suman las falsas ideas de la gente. «Los pacientes manifiestan el síntoma, pero no se les hace un interrogatorio preciso y una evaluación minuciosa del sistema vestibular, encargado de controlar el equilibrio del cuerpo humano», comenta López.

Las personas suelen creer que tienen algo en la columna cervical porque cuando mueven sus cabezas «se marean más». Sin embargo, son muy pocos los casos de mareos provocados por problemas en la columna. O también piensan que se trata de un desorden en el hígado o en la vesícula, ya que muchas veces el mareo se acompaña de vómitos.

Los diagnósticos equivocados pueden acentuar más la confusión. «En muchos casos, los afectados por mareos son catalogados como pacientes psiquiátricos. Esto se debe a que, como deambulan por los consultorios sin recibir un buen diagnóstico, no resuelven el problema y empiezan a desarrollar síntomas psicológicos, como ansiedad, depresión o fobias», dice Francisco Gualtieri, que está a cargo de la sección de Trastornos del Equilibrio de la Unidad de Neurología del Hospital Fernández.

Es difícil dar con las causas. Sin embargo, los especialistas consultados por Clarín sostienen que el avance de las tecnologías de diagnóstico permiten identificarlas en el 80 por ciento de los casos aproximadamente. Esto ocurre si se realiza una evaluación clínica exhaustiva y se hacen exámenes como la audiometría, la resonancia magnética del cerebro y el oído, la electronistagmografía (evalúa si el nervio auditivo está dañado) o el estudio de potenciales evocados auditivos.

Según el primer estudio epidemiológico que se realizó en la Argentina, el 54% de los mareos se debe al llamado «vértigo posicional paroxístico benigno». Un desorden que consiste en que se desprenden unas partículas de calcio dentro del oído interno y esa anormalidad hace que los pacientes sientan que todo gira cuando cambian de posición.

El estudio argentino, que fue conducido por la doctora López y publicado por la Revista de Neurología de España el año pasado, se realizó con 1.300 pacientes que sufrían mareos y que habían concurrido al Hospital Ramos Mejía y a dos institutos privados. El 63 por ciento de los pacientes estudiados eran mujeres y la edad promedio era de 55,5 años.

Otros males pueden estar también detrás de los mareos. Gualtieri señala a la inflamación del nervio vestibular (producida generalmente por virus) y la enfermedad de Ménière, por la cual se padece de vértigo, la audición disminuye y se sienten ruidos extraños en uno de los oídos. También las migrañas pueden generar mareos.

Otras causas, más graves, pueden ser los tumores en el nervio vestibular (que conecta el oído con los centros cerebrales encargados del equilibrio) y los accidentes cerebrovasculares. En este último caso, «el mareo o el vértigo breve, por unos minutos, puede ser un aviso del desarrollo próximo de un accidente cerebrovascular», puntualiza Gualtieri. «Si el mareo dura días, puede ser un síntoma de que el accidente se está desarrollando», agrega.

Incluso, un mareo puede ser síntoma de la esclerosis múltiple, cuando las lesiones cerebrales de la enfermedad se asientan en las vías involucradas en mantener el equilibrio, según López.

Los mareos pueden ser sólo un mal momento en un barco o por un exceso de alcohol. Pero si se presentan fuera de esas situaciones, si duran hasta días o si se repiten, pueden significar una señal de alarma. El 42 por ciento de la población se quejará por este síntoma en el consultorio alguna vez en su vida.

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