Sexo y Kabbalah

El sexo es un tema tabú para muchos y alrededor de él se maneja la culpa, la vergüenza; muchos lo viven como algo sucio y prohibido, otros todo lo contrario, lo viven con muchísima libertad, algunos sin sentir lo fuerte e importante de este intercambio energético y espiritual.

A mi realmente me impacto la visión del sexo que expone Yehuda Berg en su libro, Kabbalah y sexo, y por eso quiero compartir con ustedes algunos puntos.

Yo, al igual que muchos de ustedes he vivido situaciones como estas donde en una pareja se termina la pasión. Donde pensamos “la verdad lo quiero, estoy cómoda, pero no quiero que me toque”; donde después del primer año se pierde el deseo, etc.

Existe desde siempre un concepto religioso que equipara el sexo con el pecado, y se tomaron las relaciones sexuales con el único propósito de permitir la procreación, considerando el placer sexual como algo repugnante.

Para los kabbalistas, la satisfacción del cuerpo es tan sagrada como la satisfacción del alma, y dicen que el sexo es la herramienta espiritual más poderosa conocida por el hombre.

Según la Kabbalah, Dios creo el sexo para que sea una experiencia, llena de pasión, repleta de placer, revela la forma en que nuestros momentos más eróticos, más intensos resuenan en el cosmos, del mismo modo que una pequeña piedra produce ondas expansivas cuando es lanzada sobre la superficie del agua calma.

La energía divina, llamada luz, nos da vida, inspiración, comodidad y placer sexual. Del mismo modo que la electricidad penetra todos los espacios de tu hogar, la luz penetra todos los espacios de tu vida.

La enfermedad, la depresión y la muerte, sólo pueden tener lugar cuando la luz está ausente en tu vida, del mismo modo esa desconexión crea desconexión sexual.

Algunas personas en estas circunstancias se abstienen del sexo, entonces buscan el placer en otras áreas, en el trabajo, las aventuras turísticas, o cualquier otro pasatiempo. Otros buscan el placer y la excitación perdida en el adulterio, sexo bajo sustancias químicas, masturbación, pornografía, tríos, intercambio de parejas, etc.

La Kabbalah plantea que cuanto más intensa sea la conexión con la luz, esta fuente invisible de poder, más destellante será tu vida sexual.

Existe dos reinos, el de los cinco sentidos, que es llamado la ilusión del 1% y el metafísico, la realidad del 99%, el sexo del 1% es sexo vació, por deporte, por aceptación, chispas momentáneas y después el apagón.

Y el sexo del 99% es totalmente trascendental, dando placer al cuerpo y plenitud al alma, el secreto del sexo con alma es pensar primero en tu pareja, que en uno mismo.

Todo lo relacionado al sexo del 1% debe ser resistido (adulterio, masturbación, pornografía, tríos, etc.) para lograr un sexo total, y esto esta lejos de ser una cuestión moral, hay que conectar con la luz y así lograr placer duradero y no momentáneo y vació.

Según la Kabbalah, el juego preliminar es un aspecto vital del acto de hacer el amor. El aliento es esencialmente un aspecto del alma de una persona, cuando los alientos se mezclan a través de un beso apasionado, las dos almas se unen.

Es una forma poderosísima de fusionar las almas, el acto genuino de compartir es en realidad una experiencia orgásmica. El alma recibe placer con el propósito de compartir con el creador.

Esto que he compartido con ustedes, es nada en relación a todos los aspectos y la enorme información al respecto que Yehuda Berg cuenta en su libro, pero pienso que aunque es mínimo, lo que he compartido es más que nada.

El saber que todo, hasta el sexo está relacionado con la luz, es algo que obviamente sabemos por lo sagrado, es el medio a través del cual las almas vienen a este mundo, y por el que se produce la vida.

El sexo muchas veces es bastardeado, y lo buscamos sin la conciencia correcta.

Espero que sea beneficioso el haber encarado este tema, y que podamos reflexionar con respecto a como estamos viviendo nuestra sexualidad, como un acto de amor, de compartir, de pensar en el otro antes que en uno mismo y con esa conciencia acercarnos a lo sagrado, o como un desahogo efímero y egoísta donde lo único que nos importa es nuestro placer momentáneo.

A todos ustedes, muchísimas gracias por su atención, quiero decirles, como siempre, que esto lo escribo como una humilde estudiante de Kabbalah, y si en algo no expreso esta sabiduría, es solo, por mis propias limitaciones.

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