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En otros tiempos, cuando se consumían muchas calorías en los quehaceres de la vida diaria, era posible alimentarse con prácticamente cualquier régimen alimentario y permanecer delgado. Actualmente el problema reside en que muchas personas son extremadamente sedentarias, lo que conlleva que ingerir una cantidad de alimentos relativamente moderada constituya una sobrealimentación.

Así, es fácil preparar comidas sabrosas y saciantes para una persona activa que necesite unas 2.500 calorías al día. Es bastante más difícil preparar comidas sabrosas y saciantes para una persona que sólo necesite 1.800. Por esta razón, los científicos se centran en descubrir el modo de aumentar el poder saciante de la dieta, para que nos sintamos llenos con menos calorías.

¿Cómo puede aumentarse el poder saciante de la dieta? Las principales áreas de debate al respecto son:

•El índice glucémico, que permite medir la tasa de absorción de los carbohidratos en el organismo.
•La cuestión de si deberían consumirse más proteínas o menos.

El índice glucémico

Desde hace varios años, el índice glucémico (IG) se utiliza como herramienta para evaluar la rapidez con la que el organismo digiere y absorbe los alimentos que contienen carbohidratos. Los carbohidratos de digestión lenta tienen un IG bajo y se consideran más “saciantes”, mientras que los carbohidratos de digestión rápida tienen un IG alto y sacian menos. Sin embargo, en la vida real consumimos los alimentos como parte de una comida, no por separado.

Los primeros estudios indicaban que el IG predice, con una precisión razonable, las respuestas relativas de glucosa en sangre frente a platos compuestos de ingredientes del mismo tipo, pero con fuentes de carbohidratos diferentes .

Sin embargo, los últimos hallazgos cuestionan esta afirmación y sugieren que, al ingerir una comida, no existe ninguna relación entre el IG de los alimentos por separado y el efecto general de la comida en el organismo . Por ejemplo, la adición de pequeñas cantidades de grasa inhibe el vaciado del estómago y ralentiza enormemente la digestión. Quizás el IG no sea el mejor modo de determinar cómo afectan los carbohidratos a las sensaciones de hambre y saciedad.

La proporción de los nutrientes

Otro gran tema de debate es la proporción de grasas, carbohidratos y proteínas que debe contener la dieta. Uno de los mayores estudios multicéntricos realizados en Europa reveló que, en situación de libertad, los sujetos con sobrepeso que comían tanto como querían, pero siguiendo una dieta de bajo contenido en grasas y alto contenido en carbohidratos, perdían peso de forma espontánea . El hecho de que los carbohidratos de la dieta procedieran del almidón o del azúcar no tenía importancia: todos los sujetos perdieron peso. Por otra parte, cabe preguntarse qué ocurre con la proporción de proteínas.

A consecuencia de la dieta de Atkins, el papel de las proteínas ha cobrado relevancia. Se sabe que las proteínas tienen una acción rápida y eficaz de inhibición de la sensación de hambre ; sin embargo, los consejos actuales relativos al control del peso prescriben una dieta con un contenido moderado en proteínas, reducido en grasas y elevado en carbohidratos .

Para las personas activas, es posible que lo ideal sea seguir una dieta con un contenido alto de carbohidratos, ya que éstos son el combustible favorito de unos músculos activos; sin embargo, para los más sedentarios, puede ser más indicada una dieta en la cual parte de los carbohidratos se sustituya por proteínas (aunque sin llegar a los niveles de la dieta de Atkins) . A fin de confirmar esta hipótesis, se está planificando actualmente un proyecto de la UE a gran escala en el que se compararán dietas adelgazantes con contenidos de proteínas elevados y reducidos.

¿Qué recomendaciones podemos seguir teniendo en cuenta?

Todo el mundo coincide en que mantenerse delgado sería mucho más fácil si fuéramos más activos. No se trata de ir al gimnasio o correr todas las mañanas, sino de incorporar en la rutina diaria alguna actividad como caminar o montar en bicicleta. De este modo, una persona puede consumir más calorías sin ganar ni un kilo. Seguir una dieta con un contenido reducido de grasas continúa siendo el consejo más indicado; asimismo, cabe recomendar moderación y variedad y que se tome suficiente fruta, verdura, carne magra, cereales integrales y productos lácteos desnatados.

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